INPERDONABLE PECADORA

Nos fuimos caminando por la vera del río…
era soleada la tarde aunque se notaba
a lo lejos y alto no tardaba en bajar
silenciosamente el manto del crepúsculo.


Nos fuimos alejando de la ribera por el
camino solitario que lleva a la lejana ermita
respirábamos pasión a cada paso
pero sin premura
queriendo la expectativa alargar
íbamos con lentitud como deshojando
uno a uno los pétalos del tiempo.

Al llegar me dijo;
-¿Ves?
Los vándalos han hecho de las suyas
se ha quedado vacío… ven, hoy serás mi diosa
voy a rendirte pleitesía-

Sin vacilación me tomó en sus brazos
me colocó en el altar y fue quitándome
el corpiño poco a poco…
Quise resistir -no estoy segura-
el salvajismo de sus besos calló mi boca.

Bajó lentamente mi falda…
-¡yo ardía en un deseo febril!-
abrió con suavidad mis muslos
sus labios ascendiendo como el fuego
por mis piernas cuesta arriba...
Cuando solo veía su frente y sus ojos
supe lo que es entrar al cielo.

Pido perdón si es pecado gozar
tan desquiciadamente.
¡No importaba nada!
Solo deseaba seguir siendo
la más imperdonable pecadora.

Dora Elia.
20 de Marzo 2014.
EE.UU.

Derechos reservados de autor.



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