UN MILLÓN DE MADRUGADAS



Traigo perfume de gardenias en mi boca
y dos magnolias en flor guardadas bajo mi corpiño
que palpitan al ver en el brillo de tus ojos
que aun pasado el tiempo siguen en ti,
costumbres de cuando eras niño

Y danzan en mi mente mil palabras
que gritan por ser a tu oído susurradas,
pero se quedan en mudo claustro,
al ahogarlas tus labios en los míos,
para brotar de mi garganta en sutiles notas,
y que siguiendo el curso de la luz
se convierten en suaves gemidos

Y traigo sedientas mariposas en mi vientre
que mueren por libar el néctar que les des…
Caderas que bailan al ritmo que les toques,
en horas de concupiscentes alboradas
Arraigos por tus besos que anhelantes piden
estar contigo un millón de madrugadas.


Dora Elia

d.e.c 2013



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