Sin titubeos
como se desplaza la nube
en los hombros del aire,
como de la nada germina la noche
por un pestañear del sol
así en mí creciste.
Y fuiste en mis entrañas
maremoto que arrasa,
el canon perfecto,
liturgia que se repetía
vez tras vez sin aburrir,
jornadas de acero
de nuestros ímpetus
sin querer descansar.
Ven de nuevo a uncir mi cuerpo
con rituales de aceite
deshojándome en altares de besos
gotitas de pasión…
enciende el brillo de la luna
en mis ojos
yo escribiré con mis labios
en tu piel un poema.
Dora Elia.
8 de Enero 2014.
EEUU.
Derechos reservados de autor.
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