CÓNCAVO Y CONVEXO

Te perdiste en los
caminos de mi cuerpo
como se pierde un hombre
en el bosque,
en las grutas de la montaña
o mar adentro.

Y fuiste desgranándome poco a poco…
como el engranaje de un antiguo reloj
crujimos cóncavo y convexo
desmenuzando el tiempo
en su propio desquicio,
o como va deshojándose la nube
desparramando gota a gota su jugo.

Y te fui moviendo todo,
el tapete, la alfombra,
el suelo que retumbó a mi paso
y mi aliento en tu almohada
se ensañó vehemente
y fui como la tierra que pisaban
tus pies descalzos metiéndose
entre tus dedos
y me enterré
en tu carne como uña
que duele y sangra.

Dora Elia.
18 de Enero 2014.
EEUU.

Derechos reservados de autor.



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