Me hundo en el vaivén de tus pestañas como remojado
barquillo de papel y me es muy claro ahora las inoculaciones no ayudaron a
evitarme el embate del virus de tus besos… y esta piel que a diario se reviste
de tu desvestir y tú que te columpias deslizándote en los márgenes nucleares de
este mi pequeño mundo, que gira, gira y gira aprisionado a tu alrededor,
palomilla encandilada yo queriendo llenar de polen tu cuerpo. Dijéramos que en
el latido de un abrir y cerrar de ojos me vuelvo nube y te levanto llevándote
montado sobre mí, o me vuelvo rayo de luz y te ilumino hasta los mismos
portales del sol y del tiempo convirtiéndote en el oráculo sagrado de mis
células, dijéramos que en un arranque desesperado me convierto en lluvia leve
para caer en ti y besarte de cabeza a pies. Dijéramos, sí…podríamos decir
tantas cosas, pero digamos simplemente, que en este rincón del universo, por
ser el espejo de tus ojos yo me estoy muriendo.
Dora Elia.
19 de Diciembre 2014.
EE.UU.
Derechos reservados de autor.
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