Rabiosa sin antídoto
mas que el de tu cuerpo
al subir mis montañas
y bajar mis valles.
Cuando te acomodas
a la perfección.
Donde vistes mis huecos
como traje sastre
rellenando la suavidad
de mis centímetros
con la dureza inalterable
de tu mármol.
Ahí donde mi corazón
late apresurado
al deslizarte
en mis cavernas.
Golosa de ti
del encanto de tu magia
que provoca
mis palomas a volar
del sombrero de tus manos.
Cuando me haces todo eso
que me mata
me envicia
me lleva flotando
entre nubes de azúcar y tul
y me deja terciopelo.
Y derrama Zeus su lluvia
que baja
por vertientes del olimpo.
Se inspira Venus
y tiemblan sus entrañas
de arriba abajo
Y Baco se embriaga
en manantiales de vino
de sus nacientes
hasta desembocar.
Dora Elia.
9 de Mayo 2014..
EE.UU.
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