Dime
que no han muerto las
mariposas
que con celo hemos cosquilleado
por tantos relojes bajo la
piel.
Que no han marchitado los jardines
con el rigor del invierno…
Porque ¿sabes?
la escarcha no aniquila
todo.
Si la esencia que nos mueve
es de primaveras y veranos
renacerán los botones del
suelo
en perfumados preludios de
flor.
¿Y por qué te enjutas corazón
mío?
¿Por qué te llenas de
temor
ante el futuro incierto?
¿No has escuchado que nada
es imposible?
Ven,
que me he vestido de
aletas y escamas
en púrpura, rojo y negro
para volverme sílfide y nadar
tus sales
ondulándote por debajo y
encima.
Ven,
que voy cayendo en un
trance.
Ese que da un sudoroso jugo
a la necesaria yesca para
arder.
Y he llegado a la
conclusión
que no hay vuelta de hoja.
Que no hay paso atrás.
Que no se ha inventado un
remedio.
Que no existe finiquito
para un panal libidinoso.
Que voy a inhalarte
sumergida profundamente
en la masculinidad
de tu varón de acero.
Ven,
que los otoños florecen
también sin tregua.
Ven,
que hay savia demás
en las raíces del árbol
y nos sobra inspiración
desnuda
para amancillarnos enredados
como la yerba arbitraria
que lo abraza todo.
Ven,
te invito que juguemos al
amor.
Dora Elia.
3 de Mayo 2018.
EE.UU.
Derechos de autor.
Imagen de la red.
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